lunes, 22 de marzo de 2010

El narcotráfico, como pretexto

Francisco Ramírez R/ MUNDO LEGISLATIVO

Definitivamente, la agenda y los intereses entre México y Estados Unidos no pueden supeditarse primariamente a la forma en que nos viene afectando el crimen organizado porque frente a ese problema, por grande que se le considere, se encuentran asuntos comunes de mayor alcance como los que se refieren a la integración continental y sus complejos aspectos como son principalmente los temas comerciales y energéticos y, entre otros los de mayor relevancia, los del libre tránsito de ciudadanos que, en lo que concierne a la migración de nuestro país al norte, es aún un tema histórico pendiente.

A pesar de ello la visita que tendremos mañana del gabinete de seguridad conducido por la secretaria de Estado, Hillary R. Clinton, se ha originado en el asesinato de dos ciudadanos del vecino país que laboraban en el consulado norteamericano de Ciudad Juárez en momentos en que el Presidente de ese país, Barack H. Obama, enfrenta la más baja aceptación popular de su gestión.

Y el hecho de que la comitiva de Clinton esté integrada por el secretario de la Defensa, Robert Gates, la titular del Departamento de Seguridad Interna, Janet Napolitano, y por el director nacional de Inteligencia, almirante Dennis Blair, nos dice a las claras que, durante la visita, el problema fronterizo va a pasar por un tamiz eminentemente castrense como no lo habíamos apreciado, sin duda, desde los tiempos de la Revolución.
Este escenario va a requerir, entonces, de un gran esfuerzo y nuestra mejor capacidad exterior para ubicar en su exacta dimensión el problema del crimen organizado y del narcotráfico generado en la frontera que, dicho sea de paso, no constituye la prioridad en la política de Obama como para que se exija que nuestro país tenga que enfrentar solo y con muy escasos recursos una grave situación que –todos los reconocen- se origina en el gran consumo de estupefacientes que representa el enorme mercado norteamericano en ese rubro.

Un ángulo para atacar el narcotráfico podría consistir en la homologación de las leyes que tratan del problema en ambos países porque, por ejemplo, mientras que aquí se castiga la siembra y el tráfico de mariguana, allá en por lo menos 11 estados está permitida su producción y consumo para usos médicos.

El tema de la tenencia de armas es sin duda más complejo pero un buen sistema aduanero por parte de Estados Unidos podría evitarnos la invasión de contenedores de armamento que a diario ingresan por nuestra frontera norte sin la restricción que sería deseable para evitar a ambos lados el riesgo que representa el mayor equipamiento balístico de la delincuencia que opera en los dos países.

¿Más Iniciativa Mérida? No parece necesario como sí lo es toda colaboración que tienda a igualar el nivel social de ambos lados de la frontera lo que representa una mayor presencia estatal en temas de desarrollo, educación e inversión en plantas productivas que siempre son mas redituables que el mayor esfuerzo que se haga en el tema de la interdicción en poblaciones que no tienen mayor actividad para garantizar su supervivencia como nuestros pequeños poblados de frontera.

Ayer el general brigadier, Benito Medina Herrera, director de Educación Militar de la Universidad del Ejército y de la Fuerza Aérea, emitió un mensaje que debió haber suscrito inmediatamente el Presidente, Felipe Calderón Hinojosa, o por lo menos la Canciller, Patricia Espinoza, sobre el hecho que “En la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado ni el Ejército ni México pueden enfrentar solos el problema, pavimentando, en todo caso, la senda por la que deben discurrir las conversaciones sobre el tema con tan importante visita.