martes, 29 de marzo de 2011

Del “Acuerdo”… A la subordinación

Por Francisco Ramírez R. / MUNDO LEGISLATIVO

El Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, firmado innecesariamente por 715 medios de comunicación en México el pasado miércoles 24 de marzo, contiene una serie de puntos que deberían haber sido referencia obligada para los firmantes por una sola razón: porque se dedican al periodismo, en la mayoría de los casos.

Sin embargo, esos entusiastas firmantes se convirtieron en las comparsas de los dueños de los monopolios de la televisión en México –Televisa y TvAzteca- y del gobierno en turno, porque ambos han buscado una legitimación social que aún están lejos de alcanzar; impulsaron tal Acuerdo, en el marco de “Iniciativa México” encabezada por los beneficiarios del calderonismo.

Sólo un día después de firmado el Acuerdo, un conductor de Televisa fue asesinado junto a dos acompañantes en Monterrey. Mientras Milenio Televisión desplegó en su noticiero nocturno imágenes del cuerpo sin vida; de la barda con el mensaje de advertencia de los sicarios y una nota pormenorizada de los hechos, Televisa apenas tuvo mención o reclamo para las autoridades en su noticiero más importante de la noche.

A los medios impresos que firmaron, se les olvidó muy pronto que a mediados del 2009, luego de que Acción Nacional perdiera la mayoría en el Congreso en las elecciones intermedias, el gobierno ordenó la cancelación total de la publicidad a los medios impresos, y en especial a las revistas. Se hicieron de “la vista gorda” aún sabiendo que Felipe Calderón ha censurado a los medios escritos –que le son incómodos- vía la publicidad.

Si bien es cierto que se requería de un consenso para el manejo de la información sobre los actos de barbarie que comete la delincuencia organizada, y sobre sus mensajes abiertos o soterrados, no menos cierto es que con criterios básicos y ciertas nociones de periodismo, las notas y la cobertura no tendrían mayor problema.

Como ya se vio, aún con el Acuerdo, dos de sus principales promotores fallaron al día siguiente en los dos puntos principales del documento, y que hubiesen podido redefinir la cobertura de la violencia en la televisión: Uno, es el acuerdo para no convertirse en cómplices –publicitando sus mensajes-; y el otro, es el empeño para proteger a los periodistas.

Lo peor es la presencia en el acto del doctor José Narro Robles, con la representación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin mediar ninguna crítica; precisamente en momentos en que los monopolios de la Televisión y la Telefonía, mantienen una guerra abierta por cuidar sus muy particulares intereses, y no los de la sociedad.

Quedará para vergüenza de todos aquellos participantes, la firma de un “Acuerdo” que avaló meramente una iniciática monopólica, que no irá más allá del papel. Que se guío con un criterio mediático, sólo una semana después de que Felipe Calderón, manifestó cómo pensaba él que deberían publicar las noticias los medios de comunicación: buenas y sin críticas.