jueves, 4 de febrero de 2010

SON DE LA LOMA

Calderón: Una alianza equivocada
Por Francisco Ramírez R.

Como en los viejos tiempos del PRI en la presidencia de la República, los panistas convirtieron al Jefe del Ejecutivo Federal en su líder máximo, guía espiritual, gurú y la última palabra en todas las materias, y adoptaron el principio de máxima sumisión: el presidente nunca se equivoca. Aunque se equivoque, claro.
Agregaría yo a este pasmoso sometimiento, lo que dijo López Portillo, al presidente nunca se le ahorca la mula de seis.

Si Vicente Fox, terminó su Presidencia en el primer año de gobierno, Felipe Calderón lo acaba de hacer al entrar en el cuarto de su período, al autorizar y promover una efímera alianza con la actual dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD), para ir de la mano con ellos en algunas de las elecciones (Oaxaca y Puebla hasta ahora) y candidatos de muy clara procedencia partidista.

Calderón tenía la última de sus oportunidades, para afianzar una alianza política con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que le permitiera terminar el último tramo de su gobierno sin mayores sobresaltos y sacar adelante acuerdos con el Partido que tiene la mayoría en el Congreso de la Unión, y por lo tanto, los votos necesarios para aprobar nuevas reformas que necesita el país y completar las malogradas, como la contrahecha reforma a Petróleos Mexicanos, por ejemplo.

Días antes de que se anunciara la “alianza”, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, descalificó la intensión del presidente y de su Partido, pero sus palabras cayeron en el vacío, colocándose ante la opinión pública como crítico y pretendiendo ganar credibilidad, pero dejando una carta boca abajo, con la intensión de jugarla en su momento.
Gómez Mont, calificaría como “fraudes electorales” las alianzas que no tienen un proyecto de gobierno, pero de inmediato el presidente del PAN, César Nava lo refutó y señaló que la estrategia electoral la define el partido y no el gobierno federal.

De ese modo, Felipe Calderón se brincó todos los estamentos para colocarse a la cabeza de las elecciones que vienen en quince estados del país, en doce de los cuales hay cambio de gobernador.

Calderón se juega, de ese modo, la responsabilidad directa de una derrota en las urnas del Partido Acción Nacional, que por otra parte, no tendrá argumentos sólidos para salir a pedir el voto de los ciudadanos, a los cuales su propio gobierno los ha rematado con un paquete de impuestos brutal y agobiante, sin contar con las alzas en gasolina, diesel, gas y electricidad, con todo lo que ello implica.

Felipe Calderón jugó mal con su aliado el PRI, que lo acreditó en la Presidencia y le había aprobado casi todas las iniciativas en el Congreso; pero al parecer calculó peor su estrategia electoral, ante una sociedad que ha llegado al hartazgo de la violencia, la carestía y la ineficiencia mostrada por un gobierno que hoy está desfondado.

El senador Santiago Creel Miranda, ha jugado una partida doble y sin pelearse aún con Calderón, hace su juego y apoyado por el foxismo que el presidente echó a la calle sin miramientos -y que no ve la hora de salir a cobrarse la afrenta- se le va a atravesar en las elecciones internas al candidato calderonista, sea quien sea.

Es decir, Santiago Creel, hará exactamente lo mismo que hizo Felipe Calderón con Fox.

Mientras tanto, el escenario está listo para que Calderón se mida con el PRI, cara a acara, en las próximas elecciones de este año, llevando como comparsa a un PRD -inexistente estructuralmente en los estados- que siempre lo tildó de usurpador afirmado en su tiempo por Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Alejandro Encinas entre otros destacados miembros perredistas y lopezobradoristas.

Está en juego el 2012, y con ello, el proyecto del país.